ABORTO ESPONTÁNEO /// ¿Cómo afrontar el duelo?

Toda pérdida resulta dolorosa, pero aquellas en las que nuestro sufrimiento no parece legítimo se tornan mucho más duras de superar. Esto es lo que les sucede a numerosas parejas al afrontar el duelo tras un aborto espontáneo: su entorno parece no comprender ni acompañar su dolor. El silencio, las frases hechas o la minimización de lo ocurrido pueden calar hondo en estos padres.

Se estima que alrededor del 20 % de los embarazos confirmados terminan en un aborto espontáneo. Esta cifra nada desdeñable contrasta con la poca atención social que recibe este evento. Pese a que un gran número de mujeres enfrentan la pérdida de sus hijos no nacidos, generalmente se ven obligadas a vivirlo en silencio, en soledad e incluso, con culpa o vergüenza, por sentir una tristeza que se les niega desde el exterior.

Elaborar el duelo adecuadamente es fundamental para preservar el bienestar psicológico de la mujer y de la pareja. También, para que se puedan afrontar de forma apropiada los embarazos posteriores

Para afrontar el duelo debes:
En primer lugar, escúchate y ten en cuenta tus necesidades. Cada emoción es sabia y cumple una función adaptativa; en el caso de la tristeza, esta nos motiva a bajar el ritmo, a descansar, a cuidarnos, a reflexionar y a ocuparnos de nuestro interior. Este proceso lleva tiempo y es necesario que te lo otorgues, que seas paciente y compasiva contigo misma y que no te apresures.

Por lo mismo, ten presente que este no es el mejor momento para tomar decisiones. No trates de buscar enseguida qué hacer con los objetos que compraste y deja que el tiempo pase, para que tu mente y tu corazón se asienten primero. Tómate un tiempo de baja si es necesario, pues la salud mental es prioritaria.

Es posible que sientas la necesidad de embarazarte rápidamente o que, por el contrario, sientas un gran rechazo hacia la idea de volver a intentar ser madre. En cualquier caso, no actúes con prisa, permítete sanar primero. Ningún niño ha de venir al mundo como un reemplazo por una vida que se ha perdido, cada uno de tus hijos es único y ha de tener su lugar.

Es probable que las emociones se agolpen en tu interior y que lleguen a abrumarte. Es natural que experimentes tristeza, ira, miedo, culpa, frustración, decepción o rabia. Sientas lo que sientas, recuerda que está bien. Es necesario que te permitas vivir esas emociones, que no las reprimas ni luches contra ellas, que las aceptes durante el tiempo que deban acompañarte. Pues en realidad, te están ayudando a seguir adelante tras lo ocurrido.

Un punto importante a considerar al afrontar el duelo tras un aborto espontáneo es la necesidad de contar con rituales simbólicos y significativos. Cuando un ser querido muere contamos con una serie de tradiciones sociales que nos ayudan a procesar y a integrar lo sucedido, como el velatorio o el entierro. En este caso, estos rituales no están presentes, pero siguen siendo necesarios.

Puede ser de gran ayuda generar los tuyos propios. Escoge un nombre para el hijo que has perdido (si es que no lo tenías ya), escríbele una carta, despídete y guarda un espacio en tu corazón para que le pertenezca por siempre. Hacer como que el embarazo nunca existió, evadir el tema, silenciar lo sucedido solo hará que el dolor se enquiste.

El apoyo social es sumamente necesario durante el duelo tras un aborto espontáneo, aunque este no siempre se recibe. Quizá tus allegados caigan en el error de minimizar tu pérdida o de infravalorar tu dolor. Tal vez te digan frases como “aún eres joven”, “puedes seguir intentándolo” o “al menos aún no había nacido”. Estas sentencias pueden resultar muy dolorosas y por lo mismo, no permitas que invaliden tus emociones y no temas a poner límites cuando esto ocurra.

Es posible que tus amigos y familiares no sepan cómo reaccionar o cómo ayudarte; explícales qué deseas o qué necesitas. Con frecuencia, la sola presencia, la escucha y la comprensión son suficientes.

Es clave cuidar el vínculo de pareja en estos momentos tan delicados. En la necesidad de buscar culpables pueden surgir sentimientos de ira o de rechazo hacia el compañero, puede instalarse el silencio y la distancia emocional o, por el contrario, comenzar las discusiones constantes. Pero, en realidad, ahora necesitas actuar en equipo más que nunca.

Comunícate con tu pareja, exprésale cómo te sientes y escucha sus sentimientos. Apoyensen uno en el otro en lugar de enfrentar posturas; finalmente, es la persona que mejor puede comprender tu dolor.

Fuente: https://eresmama.com/

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