Es normal sentirse débil, mentalmente agotado y menos dinámico en alguna ocasión.
La fatiga física va a acompañada de la fatiga mental, y a la inversa. El cansancio físico puede ocurrir por una falta de sueño, por un exceso de entrenamiento o, en su defecto, por una falta de actividad física.
La mala alimentación desemboca en una falta de vitaminas y minerales que hará que nuestro cuerpo se sienta más débil.
Por otro lado, el cansancio mental se da por una sobrecarga de flujo de pensamiento. A su vez, esto desemboca en la producción de estrés que, con el tiempo, se convierte en un estado de ansiedad muy perjudicial para la salud mental. Las situaciones de tensión o el encadenamiento de problemas son los principales factores de este agotamiento que, en la mayoría de las ocasiones, se resuelve una vez que los problemas desaparecen.
En definitiva, pensar demasiado las cosas, crear problemas donde no los hay o a hacer siempre caso a lo que nos dice nuestra cabeza, son los principales causantes de este agotamiento psicológico.
Otros de los causantes son el sobrepeso, la falta de ejercicio y la mala alimentación.
Los síntomas del cansancio mental son las siguientes:
Dificultad para dormir, es la falta de sueño puede provocarnos cansancio mental que, a su vez, nos provoca insomnio.
Dificultad para mantener la concentración, lo que conlleva un bajo rendimiento en el trabajo y en el día a día en general.
Apatía y decaimiento. Si te notas más antipático y con menos fuerzas de lo normal y no encuentras una razón lógica, posiblemente sea porque padezcas cansancio mental y tengas falta de energía.
Dolores de cabeza, el continuo flujo de pensamiento termina desembocando en este malestar.
Dolores musculares, se puede notar mayor pesadez en los músculos, que cuesta hacer trabajos y mantenerse activo.
Fuente: aquilea.com
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